Asociación para el Diálogo 

La intromision de los políticos en las instituciones neutras

Ponente: Alfonso Lazo Díaz

Alfonso Lazo Díaz ha repartido su vida entre sus dos grandes ocupaciones: como político, en el partido socialista y como profesor de Historia, que es su verdadera vocación. Se afilió al partido socialista cuando aún España estaba bajo la dictadura franquista, en clandestinidad. Se dio de baja en el partido durante el segundo mandato presidencial de Zapatero, por no sentirse ya identificado con el PSOE.

Por ello orientó la exposición como historiador y no como político.

Para mejor encauzar su exposición utilizó una experiencia personal, que le va a ayudar a exponer su pensamiento.

Tiene un amigo, desde hace muchos años, de colegio y universidad, y cuando aún no había concluido el régimen franquista, pero se veía que iba a cambiar, y se marchaba hacia una democracia, su amigo, mediano empresario, le explicaba por qué él era franquista, defendía el régimen, pero comprendía que Alfonso estuviera en contra del régimen de Franco y militase en un partido, entonces en la clandestinidad. Le comentaba que, mientras él estaba de acuerdo con el régimen franquista, Alfonso tenía que leer libros que compraba clandestinamente y ver las películas de su interés en el extranjero. Incluso en sus clases no se sentía con libertad para enseñar. Tampoco podía escribir lo que él pensaba, la censura se lo prohibía.

Sin embargo, él, como empresario se sentía bien, porque había orden, la economía iba relativamente bien, y eso se lo proporcionaba el régimen de Franco.

Hace poco se volvieron a encontrar después de muchos años y retomaron aquella historia sobre cada uno. Su amigo decía que él había perdido sus libertades, sus certezas, como era ir a la farmacia a comprar una medicina que él sabía que le venía bien y ahora tiene que perder una hora, porque el farmacéutico no se la da sin receta, como hacía antes; se encuentra que ya no puede fumar en todos los sitios como antes y hasta las bombillas que antes compraba ya no se pueden seguir comprando, están prohibidas. Comenta las inconveniencias, para él, de las leyes de la paridad, tanto en relación con el sexo, como nacionalidad o etnia. Él se sentía antes más libre porque contrataba las personas que mejor le parecía. Y Alfonso le dio la razón. Existe una opresión del estado sobre los ciudadanos.

Él ha firmado un manifiesto, llamado “por la libertad y la historia” y lo firman profesores, gente de la cultura, etc. Porque la nueva ley de memoria histórica ha vuelto a apretarse y ahora un profesor de historia no puede explicar libremente la historia contemporánea de España, se han establecido unas líneas rojas, tanto si se investiga, publica o da clases, de tal manera que si se saltan, los historiadores pueden ir a la cárcel. Hay un nuevo delito, el de odio, cualquier opinión puede ser considerada como de odio y vas directamente a la cárcel. Lo más grave que le parece a él, de esta intervención, de apretar las cosas, de obligar al ciudadano a tener determinados comportamientos y a tener determinado vocabulario, es que no está limitado a España, aunque aquí está especialmente limitado, sino que abarca a toda la Unión Europea. Él se siente agobiado por eso que se llama corrección política. La corrección política es una censura, especialmente molesta porque se ha convertido en una autocensura. Nosotros nos censuramos cuando hablamos en público, cuando nos hacen una entrevista o publicamos algo en el periódico.

Hay ideas y términos que ya no se pueden utilizar de acuerdo con la corrección política. Ya no se puede decir “ha llegado una nueva patera llena de africanos negros”, dices negro y te tildan de racista, xenófobo, incluso genocida, casi.

Con la terminología de género el asunto es aún mucho más grave. En toda Europa están ocurriendo estas cosas y, además gobierne el partido que gobierne. Los socialdemócratas están muy angustiados, porque el socialismo democrático retrocede en Europa, porque cada vez que se celebran unas elecciones es una hecatombe para el partido socialdemócrata o socialista. El francés se ha partido, el italiano ha desaparecido hace mucho tiempo, ahora en Alemania, y sin embargo, porque ese es el meollo, ese es el centro de la socialdemocracia, cuando prácticamente los partidos socialistas desaparecen, y desde luego se encuentran en pleno retroceso, y no gobiernan en ninguna parte de Europa, resulta que todos los gobiernos se comportan como socialdemócratas, sí, la socialdemocracia ha ganado la guerra.

El gobierno se llame conservador, democracia cristiana, da igual, ese gobierno será un gobierno socialdemócrata. El gobierno Rajoy, fue un gobierno socialdemócrata, no ha habido muchas diferencias con los gobiernos anteriores del PSOE, incluso no hay diferencia con el partido de Sánchez. Toda Europa es socialdemócrata. Este hecho resulta molesto para muchas personas.

Él perdió su ser socialista hace mucho tiempo, cuando tuvo que poner un tendido eléctrico en una casa que tenía en el campo y le costó dos años de papeleo y burocracia y dijo, esto no puede ser.

Este intervencionismo sobre la vida corriente de un ciudadano, puede algún día amortiguarse? puede haber algún cambio? Da igual quien gane las elecciones, las gane quien las gane seguirá siendo intervencionista, en toda Europa. Esto se agrava en España.

Lo que antes se llamaba barómetros del CIS, que se publicaban todos los meses, siempre era igual, cuando se le preguntaba a un español en una escala, de 0 a 10, desde la extrema derecha, a la extrema izquierda, Vd. dónde se sitúa?, el 80-70% se sitúa entre el 4 y el 5 y pico: yo, socialdemócrata y por tanto, intervencionista, y da igual que sea el PP, el PSOE o Ciudadanos. En estos mismos sondeos, si se pregunta a los ciudadanos si son partidarios de la intervención del estado en la vida económica, en la vida social, la mayoría contesta que sí.

Con esas concepciones, es muy difícil por no decir imposible que un partido de verdad liberal, conservador o demócrata cristiano que no haya asumido dentro de sí las tesis de la socialdemocracia, la intervención del estado, gane unas elecciones y si las gana será para hacer exactamente lo mismo que el partido socialdemócrata genuino. ¿Quién ganará las elecciones generales aquí, en España, ahora o dentro de 20 años? da igual que las gane el PP, el PSOE o Ciudadanos, se va a gobernar con el mismo intervencionismo, la misma mentalidad socialdemócrata. No ve que esto pueda cambiar.

El que él considera el mejor historiador de las ideas, Isaías Berlin, de origen búlgaro, judío, dijo dos cosas muy llamativas: 1º que en la historia política o historia social hay problemas que no tienen solución, como el conflicto árabe israelí, o el problema catalán, por ejemplo. Y lo segundo que, uno de esos problemas políticos sociales que no tiene solución es la relación entre libertad e igualdad. Son dos conceptos, en la práctica, contradictorios, de tal forma que a mayor libertad, menor igualdad y a mayor igualdad, menor libertad. La igualdad teóricamente, se había conseguido en la Unión Soviética, donde había desaparecido la libertad, y en los Estados Unidos, donde se había conseguido la máxima libertad, pero se había alcanzado la menor igualdad.

En la práctica, y en democracia, sea un gobierno conservador o socialdemócrata, coloca el acento sobre uno de esos dos conceptos prácticos, si es conservador o liberal y por tanto sobre la libertad y disminuye un poquito la igualdad, la socialdemocracia y por tanto Europa entera, coloca el acento y un acento que pesa mucho, sobre la igualdad, igualdad que está montada sobre un principio falso, que todos los hombres tienen que ser iguales, y eso es falso. Todos los hombres no son iguales. La única igualdad que puede conseguirse es tirando hacia abajo, que es normalmente lo que hacen los partidos socialdemócratas.

Es imposible convertir una persona de torpe a persona inteligente. La única manera de conseguir la igualdad, es tirar al inteligente hacia abajo y eso es exactamente lo que hace o se procura hacer. Y eso exige un intervencionismo constante del estado, la vigilancia de la educación, la vigilancia del lenguaje.

Y ahí se queda, se queda porque no sabe cómo podría terminar esto. Desde luego mucho tiempo tardará en cambiar este sistema, porque haría falta un cambio cultural. Siempre pensamos en la España dividida en dos, la izquierda y la derecha, para él eso no significa nada, él cree que desde 1968 para acá o desde la revolución francesa hacia acá, en realidad lo que existe en España es una confrontación cultural, y la cultura influye, la cultura es un concepto muy amplio, como forma de vida, no se refiere la alta cultura, como la música, sino a una cosmovisión determinada; lo que ha ganado realmente, es lo que la socialdemocracia defiende. Por tanto si se quiere cambiar tendría que producirse un vuelco en la situación cultural de las dos Españas: más difícil todavía!

En el posterior debate se entró en una amplia casuística de temas, que lo enriqueció notablemente.

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